14 de febrero de 2016

White Noise

Jonathan River es un arquitecto de renombre que espera un hijo con su nueva esposa, una escritora que esta a punto de publicar su nueva novela. Una mañana, la policía llama a su puerta para comunicarle que su esposa Anna ha desaparecido, han encontrado su coche en la orilla del río y creen que ha caído al agua. Jonathan no es capaz de aceptar la muerte de Anna, y al encontrarse con un hombre que le habla de los EVP, fenómenos de voz electrónica, y descubre que podría llegar a comunicarse de nuevo con su esposa, se obsesiona con el fenómeno. Esto le llevara muy pronto a terrenos peligrosos que podrían acabar con su vida. Pero no puede dejar de buscar a su mujer en el ruido blanco.
El terror es un genero que pocas veces me gusta por lo predecible y aburrido que suele ser. A no ser que este mezclado con otra cosa rara vez logra entretenerme, ya no hablar de asustarme. Ya comente que tal efecto lo había conseguido antes La Mansión de los Horrores con una toma estática que todo el cine actual de terror con sus jump scare, y por eso White Noise es una de mis pequeñas joyas en la estantería.  Una película que se toma muy en serio su atmósfera y presta más atención al fenómeno, al misterio y a la evolución de su protagonista que a asustarnos con trucos baratos. 

No es que haga algo memorable en esos tres apartados, pero solo que lo intente y lo haga de una forma tan elegante hace que se gane mi simpatía. Y es que el cine actual ha olvidado la necesidad de una atmósfera, de presentarnos unos personajes interesantes y que nos importen y de no abusar de la paciencia del público. Pondré de ejemplo Poltergeist, una película que en los primeros minutos ya comienza a lanzarnos sustos a la cara sin entender lo que hizo grande al original. Si los personajes que sufren a ese fantasma nos importan un bledo, su sufrimiento también nos importa poco.  Hace más probable que me ponga del lado del fantasma que de los protagonistas.

Por ello, que White Noise se tome tan en serio el presentarnos a su protagonista principal y todo el proceso por el que pasa, es tan importante como poco común. Porque también lo hace bien, entendemos y empatizamos con cada decisión que toma Jonathan. Desde el momento en que pierde a su esposa, como vive sus días sin un solo motivo para seguir adelante, cuando descubre los EVP y se ciega con la posibilidad de volver a hablar con su mujer, su caída en la obsesión con el fenómeno, como empieza a atraer cosas a las que es mejor dejar tranquilas, y su final. Su final es de lo mejor que he visto desde la resolución de Saw.

En cualquier caso vayamos por partes antes de seguir con Jonathan. Los EVP son un fenómeno real, tan real como quiera creerse, claro esta, se presupone que su origen esta en la idea original de Thomas Eddison con uno de sus inventos. Trataba de contactar con las voces del más allá. Digo que se presupone porque todo el mundo sabe la manía que tenía Eddison a la hora de robar toda idea comercializable.

El fenómeno se basa en grabar el ruido blanco, ya sea de las interferencias de una radio o de un canal sin codificar del televisor. Una vez grabado, sean cinco minutos o cinco días, se vuelve a reproducir y en determinados casos se podrán obtener voces de fantasmas. Es una versión diferente de las psicofonías, pues estas se basan en grabar el ambiente, y los EVP graban lo que recibe un aparato electrónico.

Tengo que admitir que la simple idea de los EVP da mucho juego, y la película lo aprovecha sin duda alguna. En este aspecto, parecido a Mothman, juega constantemente con que lo que ocurre es real, lo presenta de una forma que te lo acabas creyendo. No solo porque los efectos especiales hacen muy buen trabajo a la hora de sacar los fantasmas en pantalla. Mención especial a las tres sombras que van pululando por el largo de la película dejando patente su presencia en cada minuto del metraje. Lastima que al final usen unos efectos muy cutres para esas sombras, pero se perdona por todo lo que le ocurre a Jonathan que es impresionante.

Pero estaba mencionando la presentación de los EVP, el experto que nos explica el proceso y el fenómeno es una persona a la que se le coge un cariño inmenso, tal vez por su aspecto o por esa necesidad de ayudar a todo el que puede, pero desde su primera aparición nos ponemos de su parte y deseamos que Jonathan le escuche. No tratan de jugar con que puede ser un estafador y eso me gusta, porque no tiene un rostro que inspire desconfianza suficiente para poder hacer eso.
Lo mejor de la película. 
Dicho experto tiene algo que genera una tensión impresionante y una sensación de amenaza constante desde que aparece. Posee miles de cuadernos, transcripciones de EVP de años y años de estudios. En esos cuadernos nos presentan que no todas las voces recogidas son amigables. No todos buscan ayuda. Algunas quieren dañar, torturar y disfrutar del mal infligido a todo aquel que se atreve a acercarse demasiado a ellos, aunque sea sin querer.

Es en el momento en el que aparecen esas libretas, aunque antes vemos ciertos indicios, en los que las tres formas se convierten en una autentica amenaza que no para de aumentar en el resto de la cinta. Ya habíamos sufrido la perdida, de forma muy violenta, del experto en EVP pero para mi los cuadernos son el pistoletazo de salida para que la película se convierta en terror absoluto. Las tres sombras apareciendo por doquier es lo que más he disfrutado de la película.

No tengo mucho más que decir, ya que es el arco principal el más interesante de la película y lo mejor de dirigido y escrito. Las tramas de la ex-mujer, el hijo y la chica no me llaman demasiado la atención, frenan constantemente el avance de la película. Pero claro, si pones solo la trama de la mujer muerta y de los EVP te queda un gran mediometraje pero no sirve para estrenarla en un cine, así que le añaden un par de subtramas que no le importan a nadie y voila.

Lo mejor: Las tres sombras.

Lo peor: El pesado del hijo.

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