24 de enero de 2016

La Bruja Novata





 Esta cinta tiene el gran honor de ser mi favorita de los clásicos Disney de imagen real. Me gustaba muchisimo más que Mary Poppins, que es la otra gran competidora. Tanto la historia, como la parte animada me parecen mucho más entretenidas que las propias de Mary Poppins. Además de que Angela Lansbury de bruja tiene su gracia. Y dado que acabo de verla pues vamos a comentarla por encima. Sobre todo las partes más divertidas.


La película se marca un Misión Imposible con los créditos iniciales, que emulan las pinturas medievales, y nos cuentan absolutamente toda la película, con los temas de cada escena y todo. Estamos  en plena Segunda Guerra Mundial, y nos presentan a tres niños traídos de Londres. Se han marcado un Narnia y están llevando a todos los niños lejos de los puntos con más posibilidades de recibir un ataque aéreo.

También llega nuestra querida señora Price, en una motocicleta que tira más humo que una central nuclear a pleno rendimiento. A la señora Price le encasquetan los tres niños por orden del Ministerio del Interior.  Estos no parecen muy felices, se ve que prefieren volver a Londres, y les da un poco igual que les caiga una bomba en cualquier momento. Al llegar la noche tratan de huir y descubren por casualidad que la señora Price es una bruja. Una muy mala, con una pésima memoria y la misma habilidad de vuelo que un topo.

El chico mayor, al que llamaremos el chico mayor, intenta chantajearla, porque el chaval es listo y cree que es buena idea chantajear a una bruja. Estoy seguro que de mayor se dedicará a golpear bombas sin detonar con un martillo para ver si suelta dinero. Como es natural la señora Price le convierte en un conejo blanco, la pobre solo puede convertir a la gente en conejos blancos. El chico mayor, para que aprenda la lección, convertido en conejo se las ve y se las desea para huir de rayo cósmico, el gato negro de la señora Price.

Y con la lección aprendida, los tres jovenes llegan a un acuerdo con la señora Price, que demuestra no ser una malvada bruja, y esta les da un conjuro para viajar a cambio de su silencio. Ese conjuro solo pertenece al más pequeño de los tres, que es quien poseía el objeto encantado. Con esta nueva habilidad de transportarse a donde quieran viajan a Londres a buscar al profesor que le ha enviado por correspondencia todas las lecciones de brujería a la señora Price, menos una, la más importante.

Descubren que el profesor Browne no es más que un simple y patético ilusionista con más talento para estafar que para la magia. No deja de sorprenderse cuando ve que la señora Price puede hacer magia con las formulas mágicas que ha enviado como una estafa para ganar dinero. Y resulta que el profesor Browne no le ha enviado el último hechizo porque el libro del que sacaba los hechizos esta partido por la mitad.

Así que van a Portobello Road, un lugar al que quiero ir yo con cien mil euros en el bolsillo y comprarlo todo, para buscar la otra parte. Tenemos una canción que esta metida con calzador para alargar la cinta, pero que no deja de ser entretenida. Es Disney, son unos genios creando canciones. Así que vemos una coreografía impecables con varias variantes, ya que bailan ingleses, hindúes, gente que no sé de que país es y aun menos que hace en un Londres asediado por los nazis, y los mejores, los escoceses  con sus faldas.

Para cuando termina la canción el mercadillo ya ha cerrado y la señorita Price no ha encontrado la otra mitad del libro. Por suerte llega un tío con navaja para llevarles educadamente hasta un sótano donde se encuentran con el dueño del libro que tiene la otra mitad. Él estaba buscando la mitad que tenía el profesor Browne porque en su mitad no estaba el hechizo tampoco.  Y en medio de la depresión por no encontrarlo hacemos caso al fin al más pequeño de los niños que es el que siempre tiene la razón pero nadie le hace ningún caso. Vete a saber porque. La primera vez vale, pero el resto ya esta demostrado que siempre tiene razón. Bueno, lo importante es que el niño sabe donde encontrar ese hechizo. En una isla llena de animales que hablan, porque el creador del libro de hechizos se dedicó a experimentar con animales, dotandoles de inteligencia. No tardaron en darse cuenta de que eran más fuertes que él, le mataron, le robaron sus poderes y se piraron a la isla que el niño ha visto en su tebeo.

Usando el hechizo de transporte, nos vamos cama mediante hasta esa isla, aterrizan mal y acaban en el fondo del mar. Aquí empieza la parte más divertida de la película, los peces hacen un concurso de baile, la señora Price y el profesor Browne participan, y ganan. Durante todo ese baile se aprovechan de que están bajo el agua. Saltan, giran en el aire, hacen cosas imposibles con unos efectos especiales muy dignos para hoy en día. En toda la película, lo único que se nota son los cables, y un par de escenas donde se transparenta la ropa cuando están con los dibujos animados.

Están celebrando la victoria cuando aparece un anzuelo y se lleva la cama y a todos con ella hacia la superficie. Allí nos encontramos con el primo de Baloo que a punto está de tirarlos de nuevo al mar porque no quieren humanos. Por suerte el niño pequeño, DE NUEVO, vuelva a salvar la situación y van a reunirse con el rey. El rey león que tiene un tanto de mala leche y un vozarrón que haría deprimirse a Mufasa ¿Y por qué está tan cabreado el bueno del rey? Porque no encuentran un arbitro
para su partido de fútbol. Suelen morirse durante el partido y no llegan al siguiente. El profesor Browne usa su labia para hacer de arbitro, porque ha visto que el rey tiene el hechizo escrito en un colgante al cuello.

Y tenemos la mejor escena de la película, el partido de fútbol más épico de la historia. Ni Oliver y Benji tiene unos partidos más épica. Los animadores se aprovechan del medio para hacer todo lo que se les ocurra. El gorila dándole guantazos al balón. El elefante usando la trompa como un cañón. El leopardo perdiendo las manchas por el rugido del rey. El cocodrilo perdiendo los dientes, que se van dando mordiscos hasta destrozarle la cola al canguro. Y todo esto aderezado con la paliza que se lleva el pobre profesor Browne, que es arrasado por todo el equipo que le pasa por encima, una y otra y otra vez, con unos divertidos buitres que tratan de llevárselo en la camilla de enfermería a cada oportunidad.

Al final, el rey gana y Browne se las apaña para darle el cambiazo, diciéndoselo claramente a la cara y huyendo de nuevo a la casa de la señora Price. Pero descubren tarde que todo lo que se saca del mundo de dibujos no puede existir en el real, perdiendo el colgante con el hechizo. Y, de nuevo, el niño soluciona la papeleta diciendo que tenía todo el tiempo el conjuro en su tebeo. Creo que a estas alturas ese niño se merece un premio o algo.

Price usa por primera vez el hechizo y se lía parda. Toda la ropa de la casa comienza a bailar con los
chicos y con Browne mientras la pobre señora Price trata de anular el desaguisado. Mientras tanto el cura, que es un pesado con el hambre espiritual de los niños y la señora Price, aparece para vete a saber que, pero se va con un trauma cuando le ataca un camisón.


Tenemos algo de calma, que no tardan de interrumpir los nazis. Porque esta claro que los mejores villanos siempre serán los nazis cabreados. La señora Price se olvida de los hechizos, y acaban enviándolos al castillo del pueblo, mientras el profesor Browne aprende a convertirse a si mismo en conejo para seguirlos y convencer, junto a los niños, a la señora Price para que vuelva a usar el hechizo.

Lo que ocurre ahora tiene una fuerza visual que te estremece. Primero una simple baqueta comienza a tocar un tambor de guerra. Luego dos, tres, cuatro. Las trompetas se alzan. Los estandartes bailan al son de un viento inexistente. Las armaduras se levantan en armas contra el enemigo de Inglaterra. Un nazi recibe un puñetazo que le envía a Cuenca. Cambiamos de escenario y volvemos con los nazis en la casa de la señora Price, planeando la invasión cuando escuchan el sonido de los tambores. Los pasos de cientos de botas de hierro.
Esta es la cara de un Nazi flipando en colores.

El ejercito invisible de la señora Price forma a lo largo de millas de colinas. Desde caballeros medievales, hasta casacas rojas. Incluso tenemos un grupo de gaiteros escoceses alentando a las tropas desde un acantilado cercano. Los alemanes forman para repeler el ataque, considerándolo un truco vulgar. No tardan mucho en darse cuenta de que no hay truco. Disparan sin parar, agujereando las cotas de malla y los escudos sin efecto alguno.

Todas las escenas desde la aparición del ejercito hasta su disolución por culpa de un contratiempo con la señora Price, son dignas de enmarcar. Un caballero se quita la bota porque está llena de balas y no le dejan caminar y acaba dándole con ella al tío que le ha disparado.  Otro caballero esquiva los lances de un fusil desmontándose de cabeza a los pies. Otro, a lomos de una armadura de caballo, recibe una granada en la cara, desmontandolo por completo, y este se vuelve a montar con la pierna en la cabeza, la cabeza en un brazo y la mano en la pierna.

Sinceramente, dudo que hoy día lograsen una pizca de la magia que logra esa escena. Usarían CGI, se vería mejor, pero no se molestarían en usar trucos artesanales, que como repito, solo se notan los
hilos. Ni siquiera se nota que trajes son hombres disfrazados y cuales solo son marionetas colgadas de hilos finos. Hasta la señora Price montada en su escoba queda bien.

Como todos esperamos, los nazis se van con el rabo entre las piernas. La señora Price deja de ser una bruja porque le han quemado todos los hechizos, los niños se quedan con ella, y el profesor Browne se alista en el ejercito tras besar a Price prometiendoles volver. Un final feliz y que al mismo tiempo te deja claro que se tiene que seguir luchando. Seguramente porque tendrían planeadas más secuelas, una lastima que no llegaran nunca.

Es una película de mi infancia, y lo mejor viene ahora, no ha envejecido. La nostalgia es una lente peligrosa con la que espiar en nuestro pasado, pero por suerte, La Bruja Novata no se ha visto alterada por esta macabra lente. Lo que no quiere decir que no tenga fallos. Fallos muy gordos. Su remasterización cuenta con un nuevo doblaje que dan ganas de pasarse un taladro por los oídos para no escucharlo. La magia del original se pierde para que puedan poner un 5.1 en lugar de un 2.0 en la contraportada. Los dobladores contratados para el redoblaje podrían ser el carnicero del mercado de al lado de mi casa haciendo voces. Es más, seguro que el carnicero lo haría mucho mejor.

Por esta clase de cosas el doblaje esta mal visto. Disney España no ha cuidado para nada el nuevo doblaje, y tampoco ha querido mantener los dos en el disco, cuando no habría ningún problema, tiene espacio suficiente para los dos. Lo bueno de esto, es que he visto por primera vez la película en versión original, y me encanta el marcado acento ingles que tienen todos los personajes, en especial la voz de Angela Lansbury que hace aun más creíble su papel como una bruja novata y de mala memoria pero buen corazón.

Si no habéis tenido ocasión de verla, es una buena oportunidad de hacerlo, pero por el amor de Dios, ponerla en versión original, no os hagáis el flaco favor de tener que escuchar esas voces salidas del más profundo de los avernos.

No olvides poner un Treguna Mekoides Trecorum Satis Dee en tu vida.


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